miércoles, 17 de septiembre de 2008

En Cristóbal hay 328 familias con sus casas llenas de agua


Viviano de León - 9/17/2008

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CRISTÓBAL, Cabral.- Cerca de cuatro mil personas residentes el casco urbano de este municipio, en la provincia de Barahona, viven momentos de desesperación fruto de que a cinco días del cese de las lluvias provocadas por las últimas tormentas, aún sus viviendas continúan inundadas por las aguas que vierte la Laguna de Cabral.

Aún con sus viviendas llenas de agua, estufas y fogones mojados, sábanas y colchones en el sol, sillas con los barrotes despegados, mazamorra en los pies y un enjambre de mosquitos que no los deja estar tranquilos, igual que a los vecinos de la comunidad de El Peñón, los residentes en Cristóbal no pierden la esperanza y claman por la mano amiga del gobierno para que les resuelva su situación.



En total, unas 328 familias están en refugios habilitados por el gobierno en iglesias y escuelas de esta localidad, fruto de que igual número de hogares están inundados, en algunos casos hasta nivel de las ventanas.

Para muchos, la mayor preocupación no es la inundación de sus viviendas, sino las pérdidas irrecuperables de los predios que tenían sembrados de diferentes rubros, así como de ganado, cerdos, chivos y reses que el agua arrastró.

Algunos como Agustín Medina, alias Papi, consideran que las autoridades deben asumir la responsabilidad frente a las pérdidas, “porque ellos son los responsables de que el canal Trujillo, la presa de Sabaneta y el río Yaque del Sur “se chocaran de frente y acabaran con todas nuestras propiedades y pertenencias”.

En esta localidad también había siembra de ajíes, tomate y otros rubros agrícolas, cosechas en que los afectados tenían cifrada la esperanza de conseguir algún dinero para el sustento de sus familias.

En esta comunidad, además de la construcción de la presa de Monte Grande y la rehabilitación de la compuerta del canal Trujillo, la gente aspira a que el gobierno construya un proyecto de viviendas para reubicar a quienes habitan en las zonas más vulnerables.

La mayoría de los entrevistados considera que el gobierno debe asumir la responsabilidad de reponerles todo lo que perdieron y se basan en que si el canal Mena- Trujillo hubiese estado rehabilitado y la presa de Monte Grande construida, la situación fuera diferente.

Al igual que en la comunidad El Peñón, en Cristóbal algunas familias han intentado volver a sus hogares, pero se encuentran con la situación de que todavía el agua está muy alta y no pueden habitar sus viviendas.

Se quejan de que en los refugios hay un gran desorden y que no aguantan la ola de mosquitos que los tienen en un estado de desesperación.

“Las fundas nada más las traen para los refugiados”, precisó Dulcinia Matos, quien se queja de que el agua le llevó dos motores de nevera que tenía en su negocio de venta de comida.

Las olas Al llegar a esta comunidad, da la impresión de que es una parte del mar que ha entrado a las viviendas. Las olas van y vienen como si se tratara de una playa.

Es un espectáculo que impresiona tanto a los adultos como a los niños, quienes ingenuamente disfrutan del agua sin pensar en las consecuencias que dejan al pasar por el interior de sus viviendas.

TRAGEDIA
En los refugios de esta localidad hay registradas unos 328 familias, las cuales esperan que las aguas vuelvan a su nivel para retomar sus viviendas inundadas.

Unas 165 están ubicadas en la escuela Básica, mientras que 105 fueron llevadas a la iglesia Casa de Oraciones.

Otras 34 están alojadas en la iglesia Defensor de la Fe, mientras que en el Centro Comunal hay otras 24 familias en espera de que la Laguna de Cabral les devuelva sus techos inundados.

En cada uno de los centros, vigilados y dirigidos por miembros de la Defensa Civil, los refugiados reciben raciones alimenticias que le llegan de los Comedores Económicos e insituciones caritativas.

Cada familia está junta a sus hijos y durante el día algunos salen a trabajar, entretanto las madres se quedan en el refugio brindando atención a los pequeños. Se quejan de que las reciones no les llegan a todos, y que en algunos casos hay privilegios.

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